




Hace 3 días terminé mis vacaciones y aterricé de nuevo en Valencia.
He estado visitando un proyecto de cooperación del CJCV y en el acto de graduación de las y los jóvenes que se han beneficiado del proyecto. El proyecto ha sido en Valledupar, en el Departamento del Cesar, muy al norte del país y casi a 800 km de Bogotá. Al principio estaba un poco acojonada porque digamos que ninguna de las referencias que me dieron de Colombia ha sido positiva. Pero con lo suyo que tienen bastante, los colombianos y en concreto los vallenatos que es como llaman a la gente de Valledupar, son gente impresionante e imprescindible. Nuestra concepción del mundo ha cambiado, nuestra idea de valorar lo importante y sobre todo lo entrañable de los ojos de esos niños que nos pidieron a gritos que no les olvidaramos.
De vuelta en Valencia con jet lag y más picaduras de mosquitos de las que me caben en las piernas, pero con la mitad del corazón aún en Valledupar.