viernes, 27 de junio de 2008

Cerrar el armario desde dentro

Esta semana se celebra de nuevo la fiesta de la libertad, la fiesta de la diversidad sexual, en la que el movimiento LGTB celebra sus conquistas y reivindica las asignaturas pendientes tras muchos años de luchas que sin duda no han terminado.
La celebración del orgullo se torna una reivindicación lúdica donde la fiesta y el buen rollo impera, pero no hay que olvidarse de que lo importante de esto es la visibilidad, salir a las calles para ser como uno quiera, para amar como uno quiera, para desear como uno quiera.

Desde hace algún tiempo tengo en mi cabeza algo que nunca he sabido si decir en mi plano más personal o en mi plano más político, ni siquiera he estado segura de si era algo que debía contar o conservar para mi.
Pero esta duda se vio despejada a raíz de un artículo que leí en la revista del colectivo lambda, full lambda para ser más concreta, del mes de junio.

El articulo es de mi amigo Pablo Hernandez, con quien he tenido el placer de compartir espacio en el seno del CJV, y se titula “bisexuals per tot arreu”.

En el artículo Pablo habla de la dificultad como bisexual de ser entendido, no catalogado en otras opciones, explica que “Els bisexuals continuem sent invisibles, integrats (en el pitjor sentit de la paraula) dins la població hetero o la comunitat gai i lésbica."

Leer esta frase en concreto me impactó, no por no reconocerla ni por no haberla oído antes sino por lo cercana que me resultaba esa duda, lo cercano que era de repente para mi entender esa incomprensión, esa actitud de catalogar en algún bando.

Tengo varios amigos y amigas que son bisexuales y en realidad nunca me había permitido opinar al respecto, nunca había hecho un juicio ni me había importado, pero hace algún tiempo tuve una relación con alguien que me dijo que era bisexual. Dudo realmente que haya sido mi única relación con alguien bisexual, pero si la única con alguien que me lo dijera, esa es la clave, esa es la cuestión y ahí empiezan las dudas.

Me pase un montón de semanas pensando en eso,era incapaz de ver solo a alguien que quería estar conmigo, veía a alguien que no quería definirse, que no sabía lo que quería, alguien promiscuo por naturaleza, alguien con quien sin duda tener una relación estable sería imposible.
Me pase un montón de semanas pensando en todos esos topicazos, sabiendo que lo eran y sin poder apartarlos de mi cabeza, sin poder razonar nada lógico.

Yo misma le intenté convencer de que en realidad era inmaduro y aún estaba definiendo su sexualidad, yo misma le intenté convencer de que en realidad era gay, yo misma le planteé que para mi una relación así no era posible, en definitiva yo misma me convertí en una estúpida bifoba a la que en realidad sus inseguridades no le permitían ver ni entender, a la que sus miedos a lo desconocido le permitían pasar por encima de alguien a quien quería y de algo que podía haber sido genial.
Esta fase imagino que es natural, y sin duda para mucha gente es suficiente con llegar ahí para huir, pero no para mí, porque cuando me reconocí en una bifoba me odie más de lo que jamás he llegado a odiarme.

Todos esos tópicos, todas esas estupideces ahora me dan un poco de vergüenza, pero en realidad se que son habituales, que ocurren y leer el artículo de Pablo me ha ayudado a saberme incluida durante esa etapa en un gran grupo, el de los que no entienden, el de los que catalogan y excluyen.

Pablo continua en su artículo “ D'altra banda a mes de veures negada com a vertadera orientació,l'etiqueta bisexual ha sigut deformada amb tot de mites i prejudicis:reiteradament se'ns ha volgut associar al vici, l'avaricia , la manca d'ètica o la covardia...

En realidad uno no decide de quién se enamora, pero puede obviar el amor para no decidir.
Del mismo modo uno tampoco decide quien le atrae sexualmente , puede que siempre hayan sido hombres o siempre mujeres, pero puede que no. En estos casos también se permite obviar el deseo, aunque estas opciones sean muy duras.
Los bisexuales, los que deciden contar que lo son , simplemente no están obviando nada, no se van a perder nada, ni van a renunciar a nada y en ese sentido tampoco desean ser catalogados en un bando aunque en ocasiones el cansancio de autoreafirmar su sexualidad a cada momento haga que sea la opción más cómoda.

En cuanto al tema de la promiscuidad he de reconocer que fue uno de los factores que más me preocupaban, pero en realidad y para ser muy sincera creo que eran celos obsesivos hacia lo desconocido, hacia algo que yo nunca podría cubrir, como si eso fuera cierto.
Conozco miles de heteros promiscuos,infieles, y miles de gays y de lesbianas, también los conozco fieles a sus parejas. En realidad la promiscuidad solo es una cuestión de deseo , y este se da muchas veces, otra cuestión es la necesidad que tenga uno o el rol de relación que haya establecido, o el momento de su vida sentimental en que se encuentre.
Cuando yo estoy enamorada sigo deseando a un montón de gente que simplemente dejo fuera de mi alcance por convicción, o no, y esa es una forma personal de ver las relaciones no aplicable a ningún colectivo, es una decisión individual.
El hecho de que yo tuviera una pareja que no quisiera comprometerse a una relación en la que tuviera que renunciar a mantener relaciones sexuales con otras personas no es un rasgo de la bisexualidad , es una decisión y una prioridad individual.
Mi relación se terminó por muchos motivos,después acabo el amor y el deseo, nunca se en que orden, pero eso tampoco lo provoca que esa persona fuera gay,hetero o bisexual, en realidad nos pasa a todas y todos sin excepción.


Lo difícil de esta situación para mi es haberme encontrado pensando en mi misma como alguien abierto y tolerante y acabar reconociendo en mi a alguien que detestaba en ese momento.
Ahora somos grandes amigos y se que ser tan sincero en sus formas de amar y de desear le supone a veces encontrarse con los mismo problemas que tuvo conmigo.

El otro día me dijo algo que me destrozó, “Ahora soy lo que quieran que sea, es demasiado difícil que la gente entienda que eres bisexual”.
No se cuanto de culpa tengo en esa decisión, pero si se que es a partir de entonces, de esas palabras cuando me veo en la necesidad de hacer una defensa de lo que supone ser libre , de lo que supone elegir amar y desear a quien uno quiera.

Es ahora justo ahora cuando comprendo defiendo y agradezco tu sinceridad, porque tienes que ser lo que quieres no lo que nadie quiera decirte que eres para sentirse seguro, porque todavía quedan muchas personas que deben aprender lo que yo he aprendido sobre la libertad y el amor gracias a ti.

Ahora también se burla cuando declaro que soy heterosexual, pero este tema y el de que en realidad todos somos bisexuales lo dejo para otro día

Feliz libertad y leer el artículo completo que es realmente interesante (Os dejo enlace a la revista página 5)

viernes, 6 de junio de 2008


Una vez más sobrán las palabras
Pelayitos, invita la bruja del norte